domingo, 28 de noviembre de 2010

Fondos de Capital de Riesgo/Inversión

El término capital de riesgo/inversión se refiere a todas las formas de financiamiento en acciones que no se obtengan a través de la Bolsa:  venture Capital, private equity y las compras de participación apalancadas (Buyout funds). En México, todos estos conceptos están presentes de manera incipiente. La diferencia substancial entre el capital de riesgo y el capital privado es el destino de los fondos: si se invierte en una empresa ya establecida, se considera un private equity, pero si es un negocio nuevo será un venture capital.

Los fondos de capital privado invierten y administran los recursos de fondos de pensiones, aseguradoras, fundaciones y de individuos altamente capitalizados que buscan un rendimiento atractivo. Los fondos realizan colocaciones privadas de capital participando directamente en el capital social de las empresas, compartiendo en forma proporcional los riesgos y los beneficios relacionados con el negocio. Este tipo de inversiones generalmente buscan importantes ganancias a mediano plazo en empresas con alto potencial de crecimiento y perfil tecnológico.

En economías emergentes, como la de México, una de las limitantes para la creación y el desarrollo empresarial es, sin duda, la falta de acceso al capital. En este entorno el capital de riesgo/inversión funciona como una alternativa financiera ante las limitadas oportunidades de acceso a recursos que tienen las empresas a través de la banca tradicional. Así, los fondos de capital de riesgo aportan recursos de forma temporal y por etapas a empresas que no cotizan en la bolsa. Los fondos  son un instrumento que fomenta la formación de empresas, a través de la inyección de recursos frescos destinados a la inversión, desarrollo, consolidación y venta de empresas productivas. Permite, en forma relativamente amplia, respaldar con capital a pequeñas y medianas empresas. En el capital de los fondos participan inversionistas privados e institucionales, nacionales y extranjeros, lo cual permite contar con recursos necesarios para el desarrollo de proyectos y empresas con la expectativa de obtener rendimientos de capital atractivos bajo un riesgo de portafolio. Visto desde el lado de la oferta (la Banca de Desarrollo), se trata de una inversión temporal que refleja su beneficio en el incremento del valor del capital de la empresa en el tiempo y no en el rendimiento inmediato que pudiera tener una inversión convencional. Desde el lado de la demanda (la Empresa) se tiene acceso a un financiamiento que mediante la aportación de capital que permite desarrollar proyectos de mediana y larga maduración, en condiciones financieras más sanas.

El capital de riesgo se diferencia de otros instrumentos financieros por: El mayor riesgo que presenta la inversión, su temporalidad y las expectativas de altos rendimientos de los inversionistas; el cuidado en la identificación de oportunidades de inversión a largo plazo en donde la capacidad empresarial todavía está en gestión; la necesidad de una cuidadosa evaluación del empresario; el seguimiento permanente de la operación de la empresa por parte del inversionista institucional; contar con esquemas de salida al momento de desinvertir; invertir en empresas nuevas y/o en operación con potencial de desarrollo no listadas en el Mercado de Valores; y, contribuir a la institucionalización de las empresas.

Tradicionalmente, la consecución de capital por parte del sector productivo se logra a través de la contratación de deuda con el sistema financiero u organismos multilaterales, emisión de bonos en el mercado de capitales, o por medio del fortalecimiento patrimonial a través de la emisión de acciones; además de la generación interna de recursos como retención de utilidades y aportes de sus accionistas.[1] En el caso de los mecanismos de financiamiento con terceros (endeudamiento) se hace necesario contar con garantías explicitas y/o señales ciertas de que el deudor cuenta con un flujo de caja suficiente e inmediato para honrar sus obligaciones (capacidad de repago), de modo que le sea viable a la empresa acceder a la deuda a un precio razonable. En el caso de la emisión de acciones, es necesario que la compañía no sólo cumpla con los requerimientos legales para tales efectos, sino que demuestre suficiencia financiera y estabilidad en la generación de flujos de caja futuros, de tal forma que, cumplidos estos requisitos, el emisor sea exitoso en su salida al mercado bursátil. En este sentido en México la estructura de los mercados financieros y el desarrollo incipiente de las instituciones es aun  deficiente para que la pequeña y mediana empresa (PyMES) acceda a estas fuentes de financiamiento.


                                                           Mtro. Juan Manuel López Rivera



[1] En la práctica los flujos internos son típicamente escasos para resolver las necesidades totales de capital de la mayoría de las empresas.